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La fragmentación del lenguaje arquitectónico en la época contemporánea

Siendo las 3:32 pm del 15 de Julio de 1972 se demolió el complejo de edificios habitacionales de Pruitt-Igoe proyectado por Minoru Yamasaki. Esta demolición en St. Louis Missouri no solo reflejo la ineficiencia de este complejo, si no que demostró la inevitable ineficiencia de la arquitectura moderna frente a una nueva época llena de cambios vertiginosos y numerosas alternativas. Como dijo Rem Koolhaas; “la promesa alquímica de la arquitectura moderna -transformar cantidad en calidad mediante la abstracción y la repetición- ha sido un fracaso, una patraña, magia que no funcionó”. (Que fue del urbanismo.1994)

Demolición del complejo habitacional Pruitt-Igoe.

Claro reflejo de la inestabilidad de la arquitectura moderna hacia tiempos contemporáneos

El fin de la arquitectura moderna dio paso a una nueva era de arquitectura, una era en la que los avances tecnológico y nuevas propuestas optimistas en la configuración de espacios supusieron una clara solución a los problemas espaciales: materiales más ligeros, resistentes y ecológicos, estructuras innovadoras, instalaciones más completas etc.


Maqueta de la biblioteca Jussieu. Proyecto de Rem Koolhaas.

Esta arquitectura ha creado numerosas alternativas para solucionar los requerimientos diarios de una sociedad cambiante y demandante, al mismo tiempo ha tratado de contrarrestar su huella en el medio ambiente.

Sin embargo estas alternativas han creado una dispersión de ideas y lenguajes infinitos en la que se ha producido cierto conflicto al tratar de sintetizar y catalogar las nuevas vertientes del diseño arquitectónico.

Con esta diseminación se encuentra cierto desorden en el contexto construido, ideas diferentes que en lugar de ofrecer posiciones distintas que al habitar entre si ofrezcan un contraste armónico, lo único que ofrecen es un contexto desigual, inacabado lleno de ideas “a medias” que no pueden ser concluidas favorablemente por la falta de un lenguaje formal.


“fondos congelados”. Pintura de Diego Rivera. Simboliza la creación de una arquitectura corrupta y totalitaria, con resultados disfuncionales y caóticos.

Bruno Zevi advierte la importancia de un lenguaje que consolide una época y que dicho lenguaje sea una pauta para la continuidad ordenada de ideas que lleven al mundo hacia una utopía habitable. Este lenguaje nunca se dio a conocer globalmente y si se dio a conocer fue demasiado tarde; fue después que la arquitectura moderna había muerto y la arquitectura contemporánea ya había empezado a marcar su curso hacia distintas rutas.

Hoy existe la incertidumbre de dos posibilidades. La primera es el espejismo de un futuro en el que los avances y alternativas se consoliden de forma “automática” y ofrezcan verdaderos avances que posibiliten la evolución de la arquitectura a un mundo más habitable.

La segunda posibilidad es el fin de una arquitectura contemporánea que sea demolida como lo fue el complejo habitacional de Pruitt-Igoe: como una arquitectura aparentemente sólida que nunca pudo ofrecer un espacio satisfactorio, como una arquitectura con buenas intenciones pero al fin y al cabo inútil y devastadora, como una promesa que jamás será cumplida.


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